La vida se originó en fumarolas hidrotermales
La teoría fue propuesta en 2002 por William Martin, de la Universidad de Düsseldorf en Alemania, y Michael Russell, del Centro Escocés de Investigación Ambiental en Glasgow. De acuerdo a la teoría los organismos vivos se originaron en diminutos huecos llamados "incubadores inorgánicos". Se trata de pequeños nidos formados en rocas de sulfuro de hierro, que se encuentran alrededor de fumarolas hidrotermales en el fondo del mar.
Las fumarolas son conductos o ventilas hidrotermales, que se caracterizan por la salida de agua caliente a 350°C, que surge de rocas y fracturas en el fondo oceánico, especialmente en cordilleras oceánicas y valles de fractura. El agua caliente transporta variedad de minerales, partículas ricas en sulfito, plomo, zinc, cobalto, plata y gas metano. Fueron descubiertas por primera vez en 1977 por el submarino Alvin en el Océano Pacifico es de las Islas Galapagos. A finales de esa época, se da origen a la teoría que plantea que la vida en nuestro planeta comenzó alrededor de las fumarolas negras de los fondos abisales.
Esta hipótesis aparece como una buena alternativa al analizar lo que nos plantea: Pareciera obvio que la vida no podría haber surgido bajo la constante amenaza de cometas y asteroides a las que estaba sometida la superficie terrestre, por lo que es posible que surgiera de estos volcanes submarinos. Esto se fundamenta en que a pesar de las altas temperaturas, hoy conocemos a las Arqueobacterias un tipo especial de bacterias, que sí logra sobrevivir, siendo esta nuestra evidencia para mantener la idea vigente.
Estos microbios anaeróbicos (no consumen oxígeno) están preparados para soportar temperaturas incluso de 250°C y 350 atm. de presión, viviendo en condiciones hostiles, para esto los enlaces en sus proteínas parecen estar reforzados y las moléculas de ADN aparecen enrolladas en sentido inverso, formando gracias a una enzima denominada girasa inversa, una súper hélice positiva. Mediante este tipo de pliegue, se consiguen taponar ciertas aberturas que quedan en el ADN del resto de los seres vivos y que los hacen menos resistentes al calor.